Según explica el investigador Vicente Dolz, en las calderas de una central térmica se generan gases a temperaturas muy elevadas que se aprovechan para producir electricidad (en una turbina). En la actualidad, esta tecnología, con diferentes fluidos de trabajo, se está explotando para recuperar energía calorífica de procesos industriales, generalmente procesos con hornos donde se desperdicia mucha energía térmica y ya hay algunas empresas que empiezan a ofertar equipos para motores de locomotoras y barcos.
“En automóviles, diferentes universidades y empresas de todo el mundo están estudiando cuál sería la mejor solución para este tipo de ciclos. Parece ser que BMW es la que va en cabeza; de hecho tienen un demostrador, llamado Turbosteamer, que piensan que podrán empezar a explotar a partir del 2015”, apunta Vicente Dolz.
En su trabajo, los investigadores del Instituto CMT-Motores Térmicos de la UPV definen una metodología para el estudio de los ciclos Rankine y cómo se puede llegar a una solución tecnológica viable a partir del estudio de las diferentes fuentes de calor disponibles en un motor. Además ejemplifican dicha metodología mediante un estudio de estas fuentes en distintos puntos de funcionamiento de un motor de camión y proponen cómo deberían ser los diversos ciclos optimizados para esos puntos.
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